“Como las pequeñas orquídeas que emiten una intensa fragancia”

Naju sufrió graves daños en los campos de cultivo y zonas residenciales como consecuencia del tifón Megi. Al oír esto, los miembros de la sucursal de Jeonnam de la Fundación de Bienestar Nueva Vida se ofrecieron voluntariamente para restaurar la zona inundada en la aldea de Pyeongsan, Nampyeong-eup, Naju-si, el 22 y 29 de agosto.

El domingo 22 de agosto, más de 100 miembros de la fundación visitaron la aldea de Pyeongsan, mientras continuaba lloviendo. La aldea, donde 79 de 83 casas resultaron afectadas por las inundaciones, era como un campo de batalla después de una encarnizada contienda. Todas las verduras; repollo, rábano, malva rizada, espinacas, pimiento rojo, puerro, achicoria, pimiento verde, pimentón y tomate grosella, que estaban por cosecharse en los inmensos invernaderos de vinilo que suministran el 60-70 % de verduras en el área de Cheonnam, se deshicieron en la lluvia.

Los voluntarios retiraron del barro las verduras que se habían convertido en basura, desechos plásticos y residuos de metal. La zona residencial estaba en las mismas condiciones de los invernaderos. Asimismo limpiaron el interior maloliente de las casas y lavaron los artículos de uso doméstico y mantas.

“Soy hija de un agricultor y también nuera de uno de ellos. Este trabajo no es para otra persona, sino para mí.”
Los miembros de la fundación animaron a los agricultores que habían caído en la desesperación a causa de este repentino desastre. Por la tarde, almorzaron lo que habían preparado, y se apresuraron a trabajar con mayor destreza que por la mañana, pese a la intensa lluvia. Con el paso del tiempo, los agricultores recobraron ánimo y comenzaron a trabajar junto con los voluntarios de manera más activa.

El día 29, justo una semana después, los voluntarios visitaron nuevamente la aldea y comentaron satisfechos: “Estamos contentos de venir aquí de nuevo. En realidad, la vez pasada quisimos trabajar más”. Lee Yun-ho (48 años), jefe de la aldea de Pyeongsan, dijo: “La última vez, quedamos muy agradecidos por su gran trabajo, incluso bajo la lluvia. Sabíamos que no debíamos volver a pedirle ayuda, pero los residentes no podíamos olvidar su maravillosa y sincera labor y quisimos perdir (a la Fundación de Bienestar Nueva Vida) nuevamente su favor. Lo sentimos mucho”.

En esta ocasión, los voluntarios ayudaron principalmente en una parcela de orquídeas occidentales, y también retiraron los invernaderos y la basura de los campos. Las orquídeas occidentales generalmente se cultivan durante un período de tres años y se exportan al mercado chino y también se vende en el país. Debido a la inundación, los invernaderos se inundaron y las orquídeas occidentales se marchitaron desde el extremo de las hojas justo antes de que florecieran. El corazón del agricultor también quedó destrozado.

Por lo menos, tuvo que cortarse la mitad de las orquídeas en cada maceta. Si una hoja enferma caía en la maceta, infectaría a las demás, por lo que los miembros las cortaron cuidadosamente y las pusieron en sacos. Aunque la temperatura era de unos 36 ºC, los miembros trabajaron diligentemente hasta el final con una sonrisa. Entre los miembros que estaban trabajando en equipo, hubo equipos formados por miembros de familia; equipos de parejas casadas y equipos de padre e hija.

El voluntario Lee Yeong-nam (49 años) de Mokpo participó en los esfuerzos de socorro con su hija de escuela secundaria. Él expresó el motivo de su servicio, diciendo: “Me he unido para animar a las víctimas de las inundaciones y también para enseñarle a mi hija que estamos viviendo juntos, ayudándonos mutuamente”. Su hija Lee Ga-yeong (18 años) expresó: “He venido aquí para ayudar a los agricultores y además puedo disfrutar de un buen momento conversando con mi padre mientras trabajamos juntos”.

Al mediodía, el alcalde de la ciudad de Naju, Shin Jeong-hun, pasó por el lugar y observó los alrededores de la zona damnificada. Él animó a los voluntarios que estaban ocupados restaurando la zona afectada y afirmó: “Aprecio sus esfuerzos para ayudar a los agricultores en dificultades. A fin de que su esfuerzo no sea en vano, nosotros también nos esforzaremos mucho para ayudar a las víctimas y así ofreceremos una nueva esperanza”. Cuando los voluntarios presentaron la Fundación de Bienestar Nueva Vida e informaron que la fundación recientemente había recibido la orden al mérito del gobierno, él los felicitó por la buena noticia y declaró: “Espero que la Fundación de Bienestar Nueva Vida prospere más, compartiendo amor con más gente”.

Alrededor de las 3 p. m., los trabajos voluntarios culminaron su obra cortando todas las hojas marchitas de las orquídeas y retirando los vinilos abandonados y la basura de todo el complejo de invernaderos. Como las cáscaras de las frutas maduras húmedas por el rocío, los rostros enrojecidos de los miembros también estaban empapados de sudor.

Para los voluntarios, no había mayor regalo que los brillantes rostros de los agricultores después de sus esfuerzos. Al término de los trabajos, el dueño de la parcela de orquídeas Kim Hae-un se veía más radiante. Aunque su corazón estaba destrozado por el sonido del corte de las hojas que había cultivado considerándolas como sus propios hijos, expresó alegremente su agradecimiento a los miembros: “Ustedes llegaron en el momento oportuno. Las orquídeas revivirán gracias a su ayuda”. Y añadió: “Los visitaré con la orquídea más bonita cuando llegue el invierno y estas comiencen a florecer”.